Hola piratas de la vida. Después de un tiempo sin escribir, ya echaba de menos esto. Echaba de menos la interfaz de edición del blog, echaba de menos ver el papel y sobre todo echaba de menos criticar algo. Sí es verdad que últimamente he andado algo flojo haciendo críticas musicales. Pero bueno, he vuelto, no sé cuánto tiempo tardaré en escribir lo siguiente, pero lo importante es lo importante. Lo importante es el presente, el futuro ya vendrá ¿No creen ustedes así?

Durante todo este tiempo sin ver las hojas en las que hoy me dispongo a escribir me he planteado muchas cosas y también han pasado otras cuantas en el ámbito que nos rodea en este país al que llamamos España. Llega el veranito y llegan esas segundas elecciones que ocupan los momentos de debate en televisión y en medios de comunicación e general.

¡Qué divertido, qué alegría, qué alborozo! Cuánto gasto innecesario por la obsesión de unos señores que lo único que hacen es encerrarnos en sus jaulas y pelear por quién tiene la p… más grande y se hace con el poder supremo. Mientras tanto, nosotros nos peleamos y lloramos con la emoción de ver a nuestro equipo de fútbol ganar o perder en una supercopa de Europa. Además, mientras tanto, España ha llegado a su deuda más grande del déficit público que ha impuesto Europa y los demás haciendo campaña electoral en Venezuela, mostrándonos unos lo bien que se vive y muchos otros lo mal que se vive. Una pregunta tonta: Las elecciones ¿Dónde son? En España o en Venezuela, es que a veces, me pierdo.

Está claro que este país cada día más se asemeja a un circo que no tiene ni pies ni cabeza. Cada día tengo más claro que estas segundas elecciones no van a servir de nada. Sinceramente, creo que los resultados no variarán mucho de las anteriores, ojalá me equivoque. Simplemente, los de un lado siempre votan a un partido, que, por otra parte, es el único que hay. Los que son de otro lado o ni de uno ni de otro suele cambiar su voto o simplemente no va a votar. Bien, creo que sabéis todos y cada uno de vosotros por dónde voy. En fin, que puede que estas elecciones sirvan para realzar la figura de algo que ya huele a podrido.

No sé qué pasará al final, pero yo no sé qué pasará el 26 de junio, yo iré a votar, porque soy una de esas personas que piensan que no votar significa el no poder criticar, ya que no has puesto tu voto para hacer posible el ejercicio de la democracia por la que muchos han luchado. Votaré, no sé a quién, no sé a qué, pero votaré, para luego poder criticar. Me gustaría que este país tuviera sentido común, que las cosas serias se tomaran como son, que se tomaran en serio. Podríamos ponernos de acuerdo y dejar el orgullo para caminar juntos. Que las cuestiones que separan a unos y a otros queden zanjadas de verdad y no dejadas de lado, como si se fueran a solucionar solas.

Visto está que en España las cosas están muy mal diferenciadas. Llevar una bandera de España es ser fascista, lamentable, que se piense eso, en serio, muy lamentable. Es lamentable ver como diferentes ayuntamientos llevados por partidos hechos por y para el pueblo, ayuntamientos tales como el de Madrid, Barcelona o Cádiz hayan prometido demasiadas cosas que no han podido cumplir, es interesante que sea en esas comunidades dónde hay más descontento con esas promesas electorales que no se han llegado a cumplir. Que al igual que otros ayuntamientos de partidos no populistas hayan «enchufado» a su prima la coja o a su hermana la tuerta, cuándo ha sido lo primero que han criticado.

Todos de la misma pasta y todos de la misma calaña. Ya no sé ni qué hacer, no puedes votar a unos porque te engañan disimuladamente y tampoco puedes votar a otros porque te engañan descaradamente. Somos manejados y no les importa, mientras ellos tengan su bolsillo lleno. Esto me recuerda a un verso de una canción que compuse por estas fechas, hace un año: Sois marionetas enredadas en los hilos del señor.

Por cierto, que se me olvidaba, espero que hayáis pasado un feliz día de Castilla-La Mancha.

«Llévame muy lejos, de este país sin corazón» Llévame muy lejos. Amaral.

Sergio Barajas Cruz

Deja un comentario